Los terroristas suicidas del Estado Islámico (ISIS) que atacaron la iglesia de San Jorge en la ciudad egipcia de Tanta y en la Catedral de Alejandría el domingo, pelearon previamente en Siria.
El primer atacante, Abu Ishaq al-Masri, ciudadano egipcio, viajó a Turquía a fines de 2013 para luchar en las filas del Estado Islámico en el norte de Siria. Regresó posteriormente a la Península del Sinaí, según informó el Ministro de Defensa egipcio este lunes.
El segundo terrorista, Abu al-Bara’a al-Masri, también ciudadano egipcio, viajó a Siria a través de Líbano para unirse a uno de los varios grupos jihadistas que conforman el bando “rebelde” que combate contra el Ejército Árabe Sirio y a sus aliados. Retornó a Egipto en 2014.
Los atentados, que afectaron iglesias coptas en Alejandría y Tanta, se realizaron en momentos en que los fieles cristianos participaban de la celebración del Domingo de Ramos, produciendo en ambas explosiones 44 fallecidos y al menos 110 heridos.
Además, el momento coincide con la antesala de la visita del Papa Francisco al país, prevista para el 28 y 29 de abril.
ISIS reclamó la responsabilidad de ambos ataques, al igual que el ataque del pasado diciembre en la catedral copta de San Marcos en el Cairo, que produjo 29 muertos.
Como respuesta a la situación el Presidente de Egipto, Al Sisi, decretó tres meses de Estado de Emergencia y ordenó el despliegue de las Fuerzas Armadas para proteger los puntos vitales de la administración del país.
Los coptos representan alrededor del 10% de la población de Egipto, y agrupan a los fieles de la Iglesia Ortodoxa Copta, la Iglesia Católica Copta, y la Iglesia Evangélica Copta. Sus antecedentes más antiguos provienen del año 42 dc.
Hezbollá condena los ataques
El partido libanés Hezbollá emitió una declaración de condena a los ataques y ofreció sus condolencias al pueblo egipcio y en particular a las familias de los cristianos fallecidos.
“Esta escalada de asesinatos realizados por bandas criminales en el nombre de la religión es una de las mayores catástrofes que nuestra Ummah (nación) ha visto”, aseguró el documento.
La organización, que combate en Siria junto al gobierno, acusó a países regionales y a grandes poderes mundiales de apoyar a los terroristas que buscan romper la paz entre las diferentes entidades religiosas de Oriente Medio, y aseguró que atacar a los cristianos, más aún si es en sus lugares de culto, es un acto salvaje que se aleja de las enseñanzas del Corán.
“Este crimen es parte de un largo plan para desplazar a los cristianos de la Península del Sinaí y de otras áreas de Egipto, Siria, Irak y Líbano, pavimentando el camino para la federalización étnica y sectaria de la región en favor de la entidad sionista”, advirtieron.